miércoles, 21 de septiembre de 2011

PODER Y SABER UN ANÁLISIS CRÍTICO



Construimos y retomamos el concepto de poder. Foucault invierte la creencia tradicional de que conocimiento es poder y busca el poder en como ejerce la gente e conocimiento para intervenir en los asuntos sociales. El concepto de poder de Foucault presta atención a sus dimensiones productivas, como por ejemplo la medida en que actúa el poder atreves de las acciones individuales para visionarnos y revisarnos a “nosotros mismos” como personas que actúan, piensan y sienten. Y eso ocurre al tiempo que se considera las condiciones sociales y conceptuales atreves de las cuales se han llegado a razonar sobre sexualidad, criminalidad, medicina y cordura/locura como efectos del poder.
Para explorar la noción de poder  vale la pena considerar la filosofía de la conciencia como articulada en estudios escolares de poder. Dicho de modo esquemático, el propósito de estudiar el poder dentro de la filosofía de la conciencia consiste en identificar el origen del poder; es decir, el objeto del estudio es identificar a los actores que controlan y en cuyo beneficio actúan las disposiciones existentes, por ejemplo preguntando el interés de quien se elige el currículo o se valora el rendimiento académico.
Se centra en los actores como conservadores de poder permiten introducir una visión de poder como soberanía. Para Foucault eso se ilustra de la mejor forma posible mediante el uso simbólico del poder del soberano: el rey con poder sobre la vida y la muerte de sus súbditos. Introducir en la investigación esta noción de poder soberano supone prestar atención a que grupos se ven favorecidos por la toma de decisiones y como estas distribuyen valores para producir un contexto de dominación y subordinación: los gobernantes y los gobernados. Dentro de este paisaje el poder es algo que posee la gente y esa propiedad se puede redistribuir entre los grupos para desafiar las desigualdades, de ahí el uso del término soberanía.
El concepto de poder como soberanía se encuentra en buena parte de la sociología del conocimiento escolar, donde se utiliza para explicar los orígenes de dominación y sumisión en la sociedad. Por ejemplo, la actual literatura educativa incluye una noción soberana del poder que ve los intereses sociales inscritos en informes sobre la reforma y en políticas gubernamentales que argumentan a favor de un currículo de buena a lo básico. Según se argumenta la consecuencia de las reformas consiste en reproducir las distinciones de género, raciales y de clase existentes en la sociedad.
La analítica fouculiana sobre el poder fue útil para la conceptualización del poder escolar al centrarse en el micro funcionamiento de las relaciones de poder. Foucault, que se declaro como un positivista feliz, trato de fundamentar sus ideas en acontecimientos empíricos. Así pues, tanto metodológica como teóricamente se ha de ver las prácticas pedagógicas desde una perspectiva foucaultiana del poder.
Entonces el poder disciplinar surgió con la llegada de las instituciones modernas y se extendió atreves de la sociedad, de tal modo de que las continuidades en las relaciones de poder son evidentes no solo en escuelas, hospitales, prisiones, fabricas y otras instituciones, si no también fuera de estas: una cierta generalidad significativa se movía entre la menor irregularidad y el mayor de los crímenes: ya no se trataba del delito, del ataque al interés común, si no el alejamiento de la forma de la anomalía; eso era lo que obsesionaba a la escuela, al tribunal, al manicomio o a la prisión.
El concepto foucaultiano de poder disciplinar cambia explícitamente los análisis de poder, desde el ámbito macro de las estructuras e ideologías al nivel micro de los cuerpos, Foucault argumenta que, a diferencia del poder soberano de periodos anteriores, el poder disciplinar funciona a nivel del cuerpo:  al pensar en los mecanismos de poder, se piensa más bien en la capacidad de su existencia, en el punto en que le poder alcanza la fibra misma de los individuos, toca sus cuerpos y se inserta en sus acciones y actitudes, en sus discursos, procesos de aprendizaje y vidas cotidianas.
Foucault elabora la indivisibilidad y omnipresencia del poder en la sociedad moderna: el siglo XVIII invento, por así decirlo un régimen sináptico  de poder, un régimen de su ejercicio dentro del cuerpo social, antes que desde arriba del mismo. Utilizando el ejemplo del panopticon, con su vigilancia normalizadora, Foucault describe el poder disciplinar como algo que circula, en lugar de algo poseído, como productivo y no necesariamente represor, que existe la acción, que funciona al nivel del cuerpo y que a menudo opera atreves de las tecnologías del sí mismo.

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